miércoles, 24 de noviembre de 2010

Conflicto en la Comunidad La Primavera

La Primavera es una comunidad Qom ubicada en la Colonia de Laguna Blanca de la provincia de Formosa, en donde habitan alrededor de 800 familias. Desde 1940, cuando el Gobierno Nacional firmó el decreto N° 80.513 para reconocer 5000 hectáreas para ser ocupadas como reserva, esta comunidad está luchando por el derecho de habitar las tierras que ancestralmente les pertenecen. A pesar de que en 1985, el gobierno provincial transfirió a la Asociación Civil con personería jurídica que representa a la Comunidad La Primavera más de 5000 hectáreas, los Qom enfrentan diariamente al avance y la ocupación de su territorio por parte de familias criollas, del Parque Nacional Río Pilcomayo y de la Universidad Nacional de Formosa, proyecto iniciado con el total respaldo del Gobierno de la provincia. En total desconocimiento de los derechos amparados por la Ley provincial del aborigen, el artículo 75, inciso 17 de la Constitución Nacional y la ley 26160 de emergencia de la propiedad indígena, las autoridades provinciales han entregado a la comunidad la resolución Nro 110707 del Administrador General Interino del Instituto Provincial de Colonización y Tierras Fiscales de Formosa, Ing. M. Rodríguez, mediante la cual determina, sobre el territorio en disputa, por un lado, que 2.042 hectáreas se subdividan en partes iguales entre los criollos sucesores de Rosario y Ángel Celía y, por el otro, que se entreguen 609 hectáreas a la Universidad Nacional de Formosa. Una de las consecuencias de este conflicto es la permanente amenaza policial de desalojo a numerosas familias toba que viven historicamente allí, el constante amedrentamiento por parte de criollos y la desidia de autoridades como el ICA (Instituto de Comunidades Aborígenes), cuyo Directorio está formado por un presidente elegido por el gobernador que actúa como brazo político del Gobierno Provincial; y tres representantes de las comunidades wichi, qom y pilagá, respectivamente.

Los Celía, una de la familias criollas que ocupan las tierras de los Quom, protagonizan permanentes enfrentamientos. Desde 2008 los aborígenes del lugar han intentado remarcar su territorio para prevenir el avance de esta familia, pero la policía intervino y el líder de la comunidad, Félix Díaz, fue llevado a la comisaría de Laguna Blanca y obligado a firmar, a cambio de su libertad, un acta por el cual debía reconocer la propiedad de las tierras a los Celía. A pesar de esto, la Justicia Federal de Formosa, dictó en septiembre de este año, la orden de “no innovar” sobre el territorio.

Ayer por la mañana, la policia de Laguna Blanca se presentó en la Comunidad, en respuesta a una orden judicial, acompañados por Pedro y Ariel Celía quienes intentaron desalojar sin permiso judicial a una familia toba. Ambos estaban armados y, al producirse el altercado, comenzaron a disparar a la gente de la Comunidad. La policía de Laguna Blanca y el Comisario de la jurisdicción, de apellido Caje, estuvieron presentes durante el ataque, pero no realizaron ninguna acción para detenerlo. Durante el enfrentamiento, algunas de las armas que portaba la policía quedaron en el lugar porque, según declaraciones de la policía, fueron quitadas por los aborígenes mediante forcejeo. Por la tarde, la policia volvió al lugar del conflicto, ubicado a 200 metros de la ruta provincial 86, para intentar “recuperar” las armas. Un nuevo incidente se produjo: la policia comenzó a disparar y tres personas murieron; un policia de la Colonia de Laguna Blanca y Sixto Gómez y Roberto López, ambos miembros de la Comunidad. Varios miembros de la Comunidad fueron detenidos y Félix Díaz se encuentra prófugo. Por otra parte, se presume que dos chicos de la Comunidad Qom se encuentran en estos momentos en la comisaría de Laguna Blanca, pero no se tiene informaciòn sobre su estado de salud.

El ministro de Gobierno de Formosa, Jorge González, defendió la actuación policial, asegurando que los uniformados fueron agredidos al llegar al campo sobre el que pesaba la orden de desalojo, la cual nunca fue presentada a la gente de La Primavera. Sin embargo esta versión fue desmentida no solo por los referentes de la comunidad, sino tambièn por diputados como Silvia Vàzquez (FORJA- Concertación) quien recordó la resolución de la Justicia Federal de Formosa, una medida que fue muy importante para los qom, luego de una lucha intensa y de cuatro meses de corte de ruta.


miércoles, 18 de agosto de 2010

Escuchá el último especial

Técnicas reproductivas, problemas de los que quieren ser padres y no pueden, dilemas éticos y cuestiones legales: todo eso se discutió en el último especial de No hacemos falta, "Ayudando a Nacer". Si te lo perdiste o si querés volverlo a escuchar, hace clik Aqui.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Declaraciones de D´Elia en Radio Cooperativa

Qué dice sobre Duhalde y Néstor Kirchner. Si querés escuchar las declaraciones hace click Aqui.

Ayudando a Nacer

¿Qué hacen quienes no pueden concebir? ¿A quién recurren? En nuestro país, el 6% de la población en edad de reproducción tiene problemas de fertilidad, pero no todos pueden acceder al tratamiento.

Los métodos más usuales, aspectos legales y problemáticas éticas. Padres y especialistas hablan del tema.


Especiales de Radio Cooperativa: Ayudando a Nacer

Con Gabriel Levinas y equipo.

Domingo 15 de agosto 18:00 horas.

Radio Cooperativa (AM 770)

miércoles, 28 de julio de 2010

Nota con Pedro Brieger


En el programa de ayer Pedro nos contó desde Haití la gravisima situación en la que se encuentran. Mientras muchos pensabamos que estaba todo solucionado, las personas en Haití siguen sin hogar, los escombros no fueron limpiados y nadie los está ayudando.

Aqui está el audio

viernes, 2 de julio de 2010

Desde Cuba: Yoani Sánchez en No hacemos falta

La bloguera más famosa de Cuba habla sobre cómo es informar en la isla y de su libro "Cuba libre", el cual es una compilación de su blog, Generación Y.

Participa en la entrevista Fernando Ruiz, especialista en la relación entre periodismo y democracia en América Latina y miembro del CARI (Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales).

Accedé a la entrevista haciendo click en:

viernes, 11 de junio de 2010

Javier Rodríguez Pardo en No hacemos Falta

El activista habla una vez más de un tema que viene trabajando hace años: la minería a cielo abierto. Cuáles son los principales problemas de este modelo de exlotación y que hace (o que no hace) el Gobierno para erradicarlo.

Para escuchar el audio del programa haga click en los siguientes links:

lunes, 24 de mayo de 2010

La herencia cultural del Proceso




Por Rodolfo E. Fogwill

Escribí en diciembre que los radi­cales, en general, no tenían po­lítica. Una política radical, a la vista de los primeros movimientos del gobierno recién instalado, era producto de las pesadas circunstancias más que de cualquier proyecto de partido, o de grupo. El Porteño publicó eso en su número de enero produciendo distintos tipos de críticas, enojos y reproches. Pasados cuatro meses, y confirmando el pronóstico que formulaba aquel pri­mer análisis, espero que esta vez los críticos atiendan a la lectura de mis observaciones en lugar de dedicarse al re­gistro de las emociones que algunas frases y subtítulos les puedan despertar. Se trata de analizar la herencia cultural del Proceso en sus relaciones con la política de estos días.

El Proceso no es el proceso

La palabra "proceso" forma parte de aquella herencia cultural. Acuñada por los fundadores del régimen de 1976, su empleo sirve para ocultar un dato indispensable, sin cuyo concurso no se pude entender la situación contemporánea. Hablar del Proceso, es sostener la creencia de que aquello co­menzó en 1976 y que concluyó en 1983. Falso: la metodología represiva que pasa por ser un rasgo característico de esos años de Videla a Bignone, no co­menzó en 1976 sino en los primeros años de la década: las desapariciones de Martins, Maestre y tantos más, la ma­tanza, -nunca revista-, de Trelew, los operativos de Ezeiza y las actividades de la AAA tienen el mismo signo y la misma función que los operativos de 1977.y 1978. Algo semejante ocurre con la política económica, cuyas raíces se encuentran bien definidas en cuanto a la redistribución por el gabinete de Rodrigo, yen cuanto al endeudamiento externo en todas las políticas bancarias y cambiarias que se sucedieron al cabo de la gestión de Gelbard. Las mismas características del operativo militar de 1976 prueban que el cambio de autori­dades fue más un procedimiento administrativo que una "revolución". Revisar la prensa de la época, y el testimonio de la resignada complacencia de parlamentarios peronistas, frentistas y radicales aclararía mucho al respecto.

Más difícil será determinar la verdade­ra fecha de cierre del Proceso. Para al­gunos terminó con el interregno de Viola. Para otros, con la movilización del 30 de marzo de 1982, o con la aven­tura militar del viernes siguiente. No faltan mentirosos: por ejemplo, Athos Fava llega a decir que la democracia actual es el "fruto de la heroica lucha de los trabajadores y el pueblo ..." Estoy convencido de que todo el espectro político tradicional argentino, desde Al­sogaray hasta el último diputado her­minista, estaría dispuesto a suscribir es­ta ilusión del secretario del Partido Comunista local. 'Allá ellos. Los historiadores del futuro tendrán que. realizar su tarea entre millones de frases por el estilo, y seguramente acabarán dividiéndose entre quienes piensen que el Proceso dio por terminada satisfacto­riamente su tarea histórica de redistri­bución y dependencia, quienes calculen que sus autoridades resolvieron retirarse ante un diagnóstico general de ingobernabilidad del país, y quienes cínicamente supongan que la banda que tuvo a su cargo la gestión 1976-1983 del largo Proceso de la Argentina se dio por satisfecha con el saqueo realizado por sus principales cabecillas. Faltaría es­tablecer qué fecha han de elegir para la demarcación del verdadero fin del Pro­ ceso: ¿1985? ¿1989? ¿2004? No se puede conjeturar. Lo cierto es que ha bitamos temporariamente en una etapa "democrática", decidida por el gobier­no de Franco, Nicolaides y Hughes sin consultar al señor Athos Fava. Como el empleo de la palabra "proceso", el actual uso de la expresión "democra­cia" es también una herencia del Proceso: herencia lingüística, cultural, o po­lítica. Aunque el partido mayoritario fue objeto de infiltraciones, manipulaciones, proscripciones e internas fraudulentas, hay consenso en que las elecciones de octubre fueron tan "de­mocráticas" como es capaz de resistirlo el país. También sus resultados fueron "democráticos": se impuso la minoría más democrática con el apoyo electoral de otras minorías, no tan democráticas, pero que, siguiendo el estado de ánimo de la junta militar, estuvieron dispuestas a aceptar la democracia como un mal menor.

Habría que determinar si los efectos del cambio de gobierno son también democráticos. En principio, es dudoso que pueda hallarse en el mundo un gru­po humano con mayor vocación de­mocrática que el que rodea al doctor Alfonsín. Pero esto es una herencia del Proceso: años de dictadura han llevado a confundir el concepto de democracia -gobierno del pueblo- con los concep­tos de libertades y garantías eso que tanto empeño se ha puesto en conceder a la población. Nada hay más fácil, para el gobierno que asume en diciembre de 1983, que establecer libertades y garantías: para ello le basta con actuar por omisión. En cambio, nada hay más difí­cil que establecer la democracia, u operar democráticamente, porque esto exige acciones tendientes a incrementar la chance de participar en el poder a todos los ciudadanos. En algunos casos, estas acciones son impracticables por la natu­raleza misma del poder y de las deci­siones que el Estado debe adoptar: por ejemplo, en el tema de la misteriosa negociación de la deuda externa y de la im­penetrable política energética. En otros casos, las acciones tendientes a fundamentar la democracia mediante la elevación de la chance participativa del pueblo, el obstáculo es de índole teóri­ca: todos los teóricos y los místicos de la democracia radical son liberales. Para ellos, el ciudadano concurre al mercado de poder aisladamente, y como un pe­queño oferente o demandante de mercancías, basta que el Estado minimice los controles represivos para que pueda acceder igualitariamente a la riqueza política, a su cuotita de poder. Infortu­nadamente, la sociedad no es un merca­do de conciencias y de acciones libres: por una parte hay un juego de cartas marcadas cuya clave es conocida sólo por unos pocos; por otra parte, la distribución de la baraja es irregular: hay gente mal sentada, -en el interior, en el fondo de ciertas clases sociales- y, hay gente que no alcanza a conocer las reglas del juego, -analfabetos, alfabetizados que creen en la promesa de los medios de comunicación-, y hasta hay gente que ni se ha enterado de que el partido comenzó. Creer que las palabras expresan los pensamientos, creer que los pensamientos rigen la voluntad, creer que la voluntad conduce a los acontecimientos y creer que los acontecimientos son controlables por el alcance de las leyes, tal es la síntesis de la confianza cívica ra­dical. Hay estados del mundo donde uno puede sentarse a gobernar con estas creencias y hacer las cosas bien: sucedía en Uruguay -la Suiza del Plata-, cuando una vaca valía igual que un Ford; sigue ocurriendo en Suiza, -la Suiza de Suiza- mientras los relojitos siguen costando cuatro vacas y los bancos siguen captando depósitos de gene­rales sudamericanos.

Sucede en bellos países que se dan ma­ña para resolver los conflictos distribu­tivos entre sectores de su economía re­partiendo excedentes captados de otras regiones: ese arte de ajustar la moneda, el cambio y las políticas comerciales para que todo siga funcionando como en los tiempos de la colonia. Pero en países donde el Estado es el centro de la economía y a su vez el juez que debe dirimir re­partos internos sin contar con más fuentes que la propia producción de riqueza, la ilusión liberal naufraga contra una re­alidad en la que la pelea por un puntito porcentual del ingreso equivale a la dis­puta por el control de todo el Estado.

¿Qué puede hacer un radical en esta situación? Hay un ejemplo: cuando la realidad de la mesa mal distribuida y la baraja marcada del campo sindical de­ mostró la inviabilidad de un proyecto li­terario de legislación, en lugar de hacer la autocrítica de la ilusión cívica que lo animaba, recayó en la crítica de la reali­dad, como si la realidad pudiese convertirse en una entidad accesible y sen­sible a las invocaciones del discurso po­lítico. Hay más ejemplos: las Fuerzas Armadas, el Fondo Monetario Internacional, la potencia hegemónica del Nor­te, los precios de la canasta familiar, etc. Cada uno de estos campos arroja una misma enseñanza: la inutilidad de las in­tenciones que se vuelven contra la apariencia de las cosas, sin operar sobre la verdadera entidad de las cosas - "¿ y cuál es la verdadera naturaleza del imperialismo, de la burocracia sindical, del capitalismo dependiente, de los dese­quilibrios regionales, de la estructura de los mercados de distribución argenti­nos ... ?" Podría preguntar un radical a esta altura de mi artículo.

Yo no sé, pero yo no me postulé para administrar la herencia del Proceso, ni me postularía para hacerlo en estas condiciones. En cambio, se que la frialdad popular que respondió al festejo de los primeros cien días, la calidez verbal con que media docena de funcionarios esta­dounidenses se dirigieron a los fun­cionarios argentinos, la crudeza del diagnóstico que después de sus diablu­ras multinacionales decretó el octogena­rio Prebisch, el rebote legislativo del proyecto sindical, la disparada de los precios, la decepción de los que imagi­naban una justicia reparadora a la irreparable guerra sucia, el lento desinflarse del Plan Alimentario Nacional, la vía muerta a la que fueron a parar algunos planes ferroviario-culturales, todo eso y todo lo demás, tiene un denominador común: la inutilidad de la retórica, ese arte que sirve para ganar voluntades en el gratuito acto de votar, pero que impide dominarlas en las costosas operaciones económicas y biográficas que componen la vida de las sociedades. Claro: todo este esquema se derrumba frente a una pregunta típicamente radical: "¿y que pasaría con un gobierno de Luder ... ?" Tiendo a pensar que ni si­ quiera sería más caótico: sería igual. Lu­der, como Alfonsín, fue radical, y si su tardía conversión al peronismo le depa­ró posiciones que difícilmente habría encontrado en su partido de origen, a la vista de sus expresiones y de sus actos, no le brindó mayores enseñanzas. Pro­bablemente la diferencia entre Luder y Alfonsín se resuelva en que uno parecía más dispuesto a compartir el poder con los que se comen las eses finales, y el otro parece más dispuesto a compartirlo con los que se comieron la riqueza del país. Pequeñas diferencias para dos proyectos que se disponían a compartir la, herencia del Proceso: una baraja de naipes marcados que se distribuyen des­ parejamente entre los ciudadanos. De cualquier forma estamos en una de­mocracia que autoriza a publicar estas reflexiones, y la dictadura militar es co­sa del pasado. Otra herencia del Proce­so: la expresión "dictadura militar". ¿Hubo una dictadura militar? Todos hablamos de la "dictadura militar". Hasta hay inteligentes que piensan en la dictadura oligárquico-financiera­ multinacional que comenzó a montarse en 1974 y para nombrarla usa la expre­sión "dictadura militar", dándole el nombre de una de las instituciones que sirvieron a su política y creando un pla­no de diálogo en el que la verdad del Proceso se escapa. Ese escape es otra he­rencia cultural del proceso: una cultura "radical" en la que vive la mayoría del pueblo, y según la cual, el 10 de di­ciembre, las invisibles murallas de la Constitución Nacional trabaron para siempre las puertas de los cuarteles, de las bases y los apostaderos, creencia complementaria a otra, aún más grave, que imagina que aislando a los ejecuto­res de una política pueden dejarse intac­tos a sus autores y sus beneficiarios, y hasta sentarse a dialogar con ellos, y concederles su participación "democrá­tica" en el poder.

Mientras, la justicia, en la medida de sus posibilidades, debe dirimir la cues­tión de los desaparecidos. Algo desagra­dable: acabo de recibir una invitación: la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires me convida a participar en el acto de homenaje a Haroldo Conti que se realizará entre el 7 y el 11 de mayo de 1983 en el Centro Cultural San Mar­tín. Evidentemente, no se trata de ho­menajear a una obra literaria: es un re­pudio a los "errores" y "excesos", esa cuestión de los "desaparecidos". Otra herencia cultural: este teleteatro del horror montado para enseñar a las nuevas generaciones lo que va a sucederles a quienes intenten transgredir los límites del disenso permitido. "La violencia de arriba genera la violencia de abajo... " repitió un militar, -Perón-, y la violencia de abajo, se vio, determina el delirio del terror de arriba. ¿Qué hace la Municipalidad? Homena­jea a las víctimas inocentes que pertenecen al ámbito de las artes sagradas. Un buen tema para ambientar su Feria del Libro y sus exposiciones culturales patrocinadas por la gran industria. El terror de Estado, se ve, no sólo sirve para estimular la industria editorial con te­mas espectaculares, sirve también para fundar una cultura condenada a rumiar los temas de la inconmensurabilidad del horror, de la impuntualidad de la justi­cia, y de la impensabilidad de ciertas situaciones límite. Otra herencia cultural del Proceso: la impensabilidad de las situaciones límites de la violencia. Si por una parte, la elevación del contraste "democracia" "dictadura militar" al rango de una oposición básica de nuestra sociedad promueve el divorcio definitivo entre pueblo y Fuerzas Arma­das, por otra, la construcción mítica de un infierno genocida y concentraciona­rio funda para siempre la división social del trabajo entre los execrables usuarios de la violencia legítima, y los pacíficos ciudadanos de la violencia im­posible. Se vio en el encuentro entre dos diputados del ala más radicalizada del radicalismo -Rodríguez y Storani jr­- y el irónico tycoon peronista Jorge Antonio. Los muchachos fueron explícitos: ante un golpe militar no habrá resis­tencia armada; apenas desobediencia civil. Al parecer, olvidaron que los golpes militares siempre se amañan para conseguir el entusiasmo civil (1930, 1943, 1966, 1976) o para obtener la condes­cendencia de los civiles (1955). O tal vez no lo olvidaron, pero a ellos, como a los lectores de los infinitos episodios del show del horror, los convencieron de que no hay nada mejor que la resignación y la confianza en que a la larga, el espíritu superior de la Constitución se impone sobre la materia indigna de las patotas y de las patologías políticas latinoamericanas. ¿Cómo se zafa de esta herencia cultural? Creo qué el mejor camino es pensar lo que ella y sus administradores decretaron como impensable, y pensarlo con los modelos intelectuales que exorcizaron como intolerables. Algo que tal vez los radicales no puedan pensar, ni tolerar, pero que deberán pensar y tolerar si quieren tener una política propia y dejar de admi­nistrar las políticas del régimen anterior..

miércoles, 3 de marzo de 2010

Andalgalá: un reguero de pólvora

El blog de Artemio López, rambletamble.blogspot.com, publicó un artículo de Gabriel Levinas sobre los conflictos ocurridos en Andalgalá.

Para acceder al artículo haga click en:
http://rambletamble.blogspot.com/2010/03/andalgala-un-reguero-de-polvora.html

viernes, 26 de febrero de 2010

Especial Andalgalá

Luego de los conflictos entre asambleístas y vecinos de Andalgalá y las autoridades locales y provinciales, como consecuencia de la lucha en contra de la instalación de la minera Agua Rica, el equipo de No hacemos falta viajó a la ciudad catamarqueña para entrevistar a los protagonistas de los hechos.

Para acceder a los audios del porgrama especial sobre Andalgalá, haga click en:

files.me.com/glevinas/1o7f2s.mp3 y files.me.com/glevinas/x4jhl9.mp3

domingo, 21 de febrero de 2010

Conflicto en Andalgalá

El pueblo de Andalgalá, Catamarca, se ha movilizado en contra de la instalación de una nueva minera llamada Agua Rica que amenaza con llevar más contaminación al pueblo y cambiar su forma de vida.

Luego de los incidentes y de la represión policial que sufrieron los vecinos de la Asamblea El Algarrobo el lunes 15 de febrero, el pueblo andalgalense sigue de pie y con ganas de luchar. Rosita Farias, maestra y referente del pueblo da un discuso sobre lo ocurrido en la plaza principal del pueblo.

Para acceder al video de la Asamblea de vecinos, haga click en:

http://www.youtube.com/watch?v=_HrM_h0gxzI




lunes, 1 de febrero de 2010

SABADO 30 DE ENERO 9:30 HORAS

ESPECIAL NO HACEMOS FALTA: PUEBLOS ORIGINARIOS


Mapuches, tobas, Wichis, diaguitas, onas, guaraníes, tehuelches, atacamas...
Todos ellos estaban antes que nosotros, pero sus tierras fueron saquedas. Hoy existe una ley que debería proteger a las comunidades indígenas, sin embargo ellos siguen luchando por su derecho a la tierra.



















Conducen:
Gabriel Levinas y Adriana Amado Suárez

Con la participación de:
Rosa Paichil y Esther Zumilda, de la Comunidad Paichil Antriao de Villa La Angostura
Pablo Asijak, de la Comunidad La Primavera de Formosa
Ramón Minieri, historiador
Patricia Bruyn, abogada de GAJAT
http://criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=37752

Nota de Gabriel Levinas publicada el domingo en la contratapa de Crítica bajo el título :

El cuadro falso, el puestito y el poeta


El sueño de todo marchand es llegar a encontrar, entre los trastos viejos de alguna compraventa, cubierto de polvo, un desconocido cuadro de Rembrandt. Negociar el precio como si se tratase de una baratija y, silbando bajito, llevarse a su casa la pequeña obra maestra.

Esto ha pasado muchas veces en la historia, por lo cual el deseo de que se repita resulta ser una fantasía siempre presente en la ávida mente de cualquier marchant. Es ella la clave del engaño con la que cuentan los astutos falsificadores. Y, claro, no hace falta entonces que un gran artista falsifique el Rembrandt, basta con tener a mano a un copista mediocre; la ilusión hará el resto y es así como por 3.000 o 4.000 pesos terminan vendiéndole un cuadro que no vale ni diez centavos. Difícilmente cualquier conocedor, incluso el mismo marchant que fuera timado, con un poco más de distancia y de frialdad, se tragaría el sapo.

Traigo a cuento esta comparación para poder ensayar una suerte de explicación que justifique los motivos por los cuales muchos y queridos intelectuales, periodistas y artistas del llamado progresismo nacional apoyan a un gobierno que ha vetado la ley de los glaciares, que permite el saqueo y destrucción del territorio con la minería a cielo abierto; que protagonizó la escandalosa compra de terrenos a siete dólares el metro cuadrado en El Calafate; la indudable relación entre el ex presidente Kirchner y el crecimiento alarmante del juego en todo el país; la constante apropiación de tierras a criollos y aborígenes en todo el interior por parte de empresarios ligados al poder; la destrucción de todos y cada uno de los organismos de control del Estado, y recientemente, como broche de oro, hemos visto cómo un gobierno de izquierda (según José Pablo Feinmann, para quien a la izquierda de Kirchner no hay nada) considera a la deuda externa como legítima.

Se ve que años de fracasos, desilusiones y esperanzas no realizadas consiguieron que una leve palmada en el hombro desde el poder los llevara a comprar el cuadro falso. Tantas frustraciones y desengaños políticos, tantas ganas acumuladas de que por fin aparezca un gobierno progre, que nos valore, que nos apoye en nuestros viejos sueños de una vez por todas. Ya estábamos poniéndonos grandes. Años esperando el cuadrito de Rembrandt y aparece Kirchner. ¡Y reivindica los setenta!

El Presidente fue el único que escuchó mis consejos, fue el primero en subvencionar mi proyecto cultural después de tantos intentos. Gracias a él nuestro diario, que iba hacia la bancarrota, hoy tiene más publicidad que La Nación. Me puso en Télam. Nadie como él habló de derechos humanos. Nadie como él descolgó el cuadro de Videla de la pared. Ataca a la oligarquía vacuna. ¡Cambió la ley de medios!”.

¡Pero, cumpa! Te olvidas de los fondos de Santa Cruz, de Skanska, de la valija con los 800.000 dólares, la desnutrición infantil…

Mira éstos no son honestos —me interrumpe un gran escritor argentino—, pero los otros, tampoco”; un par de meses atrás el escritor me había aclarado que se llamaba a silencio porque, si bien ya no estaba de acuerdo con la política del Gobierno (son indefendibles decía), tampoco quería hacerle el juego a la derecha.

Un diplomático muy cercano a la Presidenta, cuya presencia el gran escritor no había advertido, escuchó sus aseveraciones, no pudo contenerse y le contestó: “La moral y la honestidad son privilegio de los burgueses, de Perón también se decía que era un chorro”. Me quedé asombrado por tal conversación y, cuando me repuse de ella, recordé que ya otro alto funcionario político me había mencionado este nuevo argumento diseñado para evadir las acusaciones de corrupción: “¡Acá el asunto no es moral, es político!”.

Y sí, es un buen argumento pensé, es indudable que el asunto es político. El problema es que si mientras discutimos de política te afanan la billetera, eso ya deja de ser político.

Advertí también que el escritor no me habló más desde ese día, ya que, si bien es cierto que no quería hacerle el juego a la derecha, parece ser que su silencio tenía doble finalidad, y ésta era que el Gobierno no se enterara tampoco de su disconformidad. Ésta era sólo para amigos progres opositores, off the record, parte de la estrategia de empezar a tomar distancia de los, según sus propias palabras, “indefendibles”. Yo lo había expuesto antes de tiempo hablando mal de los K frente a un ultra-K; no era para difundir.

Nadie puede desconocer el peronismo, sus raíces nacionalistas y populares, su importancia en la creación de una burguesía nacional, la organización de la clase trabajadora y las reivindicaciones sociales. Pero esto no es eso. Néstor Kirchner no es Juan Perón. Amado Boudou no es José Ber Gelbard, Juan Manzur no es Ramón Carrillo. Hugo Moyano no es Cipriano Reyes. José Pablo Feinmann no es Arturo Jauretche. Horacio González no es Leopoldo Marechal. Y Orlando Barone no es Américo Barrios. Todo esto es algo así como algunos trazos, algo del barniz y mucho ocre, suficientes para que el marchand se confunda y compre el cuadro. Pero del nacionalismo de Perón queda muy poco. Esto, definitivamente, no es un Rembrandt.

Sin ánimo de comparar al kirchnerismo con el estalinismo, recuerdo una anécdota del gran poeta ruso Osip Mandelstam, quien leyó entre algunos amigos una poesía que deslizaba críticas al gobierno de José Stalin.

Tú debes mandarme
y yo estoy obligado a ser servicial,
al desdeñar el nombre y el honor
crecí enfermizo y me hice débil.

Prueba el método inventado,
sin rodeos, a la desesperada:
Soy un bolchevique sin partido,
como todos mis amigos,
como ese que no es mi amigo.

Por supuesto al poco tiempo Osip terminó confinado en los Urales. Sus amigos le suplicaron que escribiese algo para denunciar al régimen de Stalin, pero él se negaba sistemáticamente. “No hay que quejarse. Éste es el único país que respeta la poesía: matan por ella. En ningún otro lugar ocurre eso...”, repetía con ironía. Su prestigio fue creciendo al igual que el deterioro de su salud. Otra vez apresado, fue trasladado a Vladivostok. Ya en su lecho de muerte, sus amigos y ahora también su mujer volvieron a insistirle al respecto, y la respuesta del poeta fue: “¿No te das cuenta de que acá en Rusia uno de los pocos que saben leer poesía es José Stalin, por eso me metió preso, ¿cómo voy a hablar mal de él?”.

Los Kirchner pueden enojarse por una caricatura, pero jamás matarían por una poesía. Lo que nos queda por saber es si los integrantes de Carta Abierta serán capaces de reconocer la lista enorme de contradicciones y transgresiones éticas de los Kirchner y, sin soslayarlas, encontrar sustento intelectual y político para seguir apoyando a este Gobierno, con justificaciones que no tengan como único argumento que los otros son peores.

Saber si tienen la honestidad intelectual y el vuelo para darles el filo a sus palabras y, como Mandelstam, bancarse sus convicciones hasta el final. O si, como el Zelig de Woody Allen, cambiarán apasionadamente de discurso según quién les ofrezca otro cuadro de Rembrandt recién salido del horno. Vaya uno a saber; por ahora parece que simplemente le tienen mucho miedo al frío.

viernes, 22 de enero de 2010

Facundo Cabral en No Hacemos Falta


Facundo Cabral y Tom Lupo en No Hacemos Falta.






Para acceder al video, hacer click en:
http://www.youtube.com/watch?v=MpF0BL-z9ww