martes, 20 de enero de 2009

Editorial

Hacer un programa de radio, hoy día, no es una tarea sencilla y la dificultad no esta dada por los problemas propios que un programa radial nos impone, sino porque además, con los tiempos que corren y las cosas que pasan, no es sencillo decir lo que uno piensa con la libertad y la claridad necesarias
Digo que no es sencillo en primer lugar porque lo más difícil es encontrar la posición correcta.
Segundo porque expresarla es un desafío tan grande como encontrarla, porque los prejuicios o las consecuencias de expresarlas tienen inmediata repercusión en la subsistencia del programa.
No va a escuchar de mi boca fácilmente que los yankees y los israelíes son los malos, que Chávez y Castro son los buenos, que los árabes son los oprimidos y que Kirchner es nuestra esperanza.
Nada de eso es cierto, ni falso, no es blanco y negro, y si espera eso de este programa mejor vaya cambiando de dial.
Queremos entender y para entender todo está bajo la lupa, nada lo damos por cierto anticipadamente y no apelaremos a los lugares comunes de la realidad mediática progresista.
Lo más fácil seguramente es usar esa suerte de demagogia intelectual que garantiza una audiencia proclive a considerar a cada unos de los gobiernos que tuvimos a lo largo de estos 25 años de democracia como el mal menor y posible. Y vimos entonces a los mismos actores, poetas, periodistas, escritores, músicos e intelectuales apoyando a cada uno de ellos más o menos con algunos pocos matices de intensidad o cercanía.
Y al correr el tiempo, sistemáticamente se abrían para pasar al final a la crítica acérrima sosteniendo que se traicionaron los predicados iniciales.
La verdad es que el deseo de tener un buen gobierno de una buena vez es enorme, cada vez mayor, y mayor por lo tanto la desilusión.
Pero lo más interesante del caso es que gracias a ese apoyo, la impunidad desde el poder fue cada vez mayor.
Vimos como se desvanecían las esperanzas de los crédulos y como engordaban los bolsillos de algunos, los únicos que no se equivocaron en apoyar los distintos gobiernos, es decir aquellos que verdaderamente sacaron partido de su apoyo.
Nadie acepta que es un oportunista, o que está en un puesto público por ser amigo de, o a cambio de alguna otra cosa, entonces para justificarse debe, no sólo ante los demás sino ante sí mismo, inventarse alguna clase de argumento. Y los argumentos son cada vez más arrevesados, más alejados de la realidad.
No creo tener la verdad ni estar inmune a los errores propios del pensamiento subjetivo de cualquiera y es por eso que mi interés más grande como conductor de este programa que hoy comienza una nueva etapa en esta casa, tenga para empezar la más amplia gama de opiniones diversas, en todos los temas que nos toque desarrollar a lo largo de los meses.
No siempre y en cada caso será posible hacerlo en cada nota o reportaje, pero es seguro, y esto seguramente lo sabe quien nos escuchó durante los cuatro años pasados por Radio Argentina y también lo saben aquellos más viejos que leían la revista El porteño, que me tocó dirigir desde su inicio. Pienso que la libertad es el único ámbito donde las ideas se generan y la creatividad funciona, y no concibo un medio de difusión o un programa sin ejercerla y ni siquiera siento que deba permitirla, está desde el principio y renunciaría en el mismo momento donde tenga la mas mínima intención de coartarla. Quienes trabajaron conmigo pueden seguramente avalarlo.
Este programa por lo tanto no sólo se hará desde nuestro equipo de producción y con nuestros columnistas sino, como ya es costumbre, con la ayuda y el ojo vigilante de nuestros oyentes, con los que fuimos conociendo durante los cuatro años anteriores y con los que seguramente se sumarán a partir de esta nueva etapa.
Desde ya quiero agradecer a todos los que hicieron desde el principio a No hacemos falta como Soledad Vallejos, Cristian Boyanovsky, Milva Benítez, María Noel Jolivet, Eduardo Anguita, Miriam Lewin, Herman Shiller, Tom Lupo, Pedro brieger, Laura Caligaris, María Belén Rosales, Sonia Kovalivker, Bettina Villar, Pilar Lonzieme y también a la fidelidad de nuestros oyentes.


Gabriel Levinas

1 comentario:

  1. Entiendo su sentir, pero porque usted todavía insiste en ser judio, nosotros los gentiles no tenemos problemas de asimilación. Yo estoy muy orgulloso de llevar en mi sangre la herencia biológica de muchos pueblos. Quizas este sea su problema y el de la ¨raza¨ judia. El mundo va a ser un mejor lugar para todos el dia que entiendan esto.

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